sábado, diciembre 11, 2010

Cambio de regalo

Hace unos días me hicieron un regalo atrasado de cumpleaños. Era un bolsito de mano, buena onda. Me lo regalaron entre varias personas. "Qué lindos", pensé. Yo a algunos de ellos no les había regalado nada para sus cumples, en parte porque soy una colgada de mierda, en parte porque no tuve laburo y andaba sin un mango. Volviendo al regalo, al principio pensé que podía incorporarlo a mi estilo, porqué no. Pasaron los días y lo miraba de reojo. Hasta que asumí que no iba a usarlo casi nunca. Así que me fui a cambiarlo, de onda.
Encontré el local donde lo habían comprado y entré segura. Le expliqué a la única vendedora del lugar cuál era el motivo de mi presencia y amablemente me indicó que fuera mirando por qué otra cosa quería cambiar mi bolsito mientras ella averiguaba cuánto costaba, porque, según me dijo, no tenía idea. Hete aquí que, después de que estuve media hora mirando (y nada me convencía mucho) me dice: "perdón, pero me dicen que solamente lo podés cambiar por otro bolsito similar o un accesorio" (!) Empiezo entonces a resignarme a llevar esa remera medio rockera que me gustó y me dirijo al sector "bolsitos y accesorios". Mientras me avisa que el regalo costó XX pesos, observo que TODOS los "bolsitos" cuestan más de XX, es más, el doble de XX. Mi panorama comienza a ser desolador. La chica, muy simpática, me dice que mire los "colgantitos" y las "pulseritas". Yo le indico amablemente que no estoy interesada en accesorios. "Ah", me dice, "puede ser un perfumito también". Puaj, vómito de diminutivos.
Finalmente encuentro un bolso que cuesta XX + XX5 y me decido, de mala gana, a llevarlo. Era el que más se adecuaba a mi estilo (si es que tengo uno). "¿Puedo pagarte la diferencia con tarjeta?" le digo. "Sí, claro". Pasa mi tarjeta: saldo insuficiente. "¡Mierda, carajo! me olvidé de pagar la tarjeta (el mínimo, obvio)". "A ver, pasá esta que no falla, es la de mi viejo". En fin. Pasa. Firmo. Sonrío y me voy.
Mientras vuelvo a casa me doy cuenta que acabo de gastar más del doble de lo que tenia pensado; que le usé la tarjeta a mi viejo sin permiso y eso es bardo asegurado; que gasté bastante guita en un bolso cuando tengo 20 pe en mi billetera, pero que tuve que comprarlo porque otra no me quedaba!
Detesto la tiranía del cambio de regalo.

2 comentarios:

Камила dijo...

Definitivamente sin palabras. ¿A todos nos pasa no?, ¿Qué es mejor, rehusarse a no usar nunca el regalo o simplemente cambiarlo?. Todos decidimos por cambiarlo, finalmente.
Hace poco cambié lo más difícil que pueden regalarle a una mujer, un bikini. A mi parecer fue tierno, pero la peor decisión, nunca se sabe cómo le quedará o de que estilo debe ser. Pues este era todo lo opuesto a lo que yo elegiría. Entonces decidí cambiarlo. Y salió todo mal: la tienda se encontraba completamente saturada, las vendedoras tenían una cara de mierda (aburridas con su trabajo, obvio) y cada vez que encontraba una prenda, un bolso o cualquier cosa menos un bikini (eran escalofriantes), o me faltaba dinero o debía buscar algo más para llevar, lo que era imposible, ya que es difícil encontrar algo de muy bajo precio. Busque en los accesorios y todos los que me gustaban eran muchos más de lo que necesitaba. En eso las vendedoras ya aburridas de mí, por tanta insistencia en que me dejaran solo llevar lo que quería, a pesar del saldo que aún debía completar, ya debían irse almorzar.
Yo, por mi parte seguía buscando exasperada y afligida al mismo tiempo por todo el rato que ya llevaba y sin ningún bocadillo.

Finalmente logre llevarme lo que quería, más una de esas lociones desmaquilladoras para ojos, bastante útil después de todo.

¡Ah! por cierto, bastante curioso tu blog, me encantó el hecho de solo contar vida cotidiana que a veces suele ser más irreal que lo ficticio, si es que se puede.

mac dijo...

Gracias Vanguardista! el blog lo tengo un poco desactualizado, pero de a poco voy a ir posteando más cosas. Saludos!