martes, noviembre 17, 2009

Celebración de la fantasía

Fue en la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cusco. Yo me había desprendido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujará bichos en sus manitos cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quien una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas, y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparado que no alcanzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima-dijo.
-¿Y anda bien?-le pregunté.
-Atrasa un poco- reconoció.

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano.

miércoles, octubre 14, 2009

A colaborar!



La revista Mundo Relieve es la única publicación en braille para niños ciegos del país (y una de las pocas de América Latina). Tiene salida bimestral y se distribuye gratuitamente en todos los rincones de Argentina ¡y del continente! Como aún no contamos con subsidio del gobierno... ¡el número 1 salió todo a pulmón!!! Y ahora estamos buscando colaboraciones para sacar el número 2. Por la módica suma de $15 (cada dos meses), cada colaborador estaría ayudando a dar un paso más para continuar con este proyecto social.
¡Muchas gracias y esperamos tu aporte!!

jueves, septiembre 24, 2009

Por la Ley de Medios


Los abajo firmantes apoyamos la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual porque entendemos que la actual concentración de medios de comunicación en manos de monopolios privados cercena el derecho a la información de nuestra sociedad, avasallando una de las conquistas más importantes y colectivas de la democracia, como es la libertad de expresión, en nombre de la defensa de sus intereses particulares. También entendemos que los binarismos no sirven para llevar adelante un debate productivo sobre esta ley fundamental, porque es una ley que trascenderá a los mismos actores en disputa. Ni el Gobierno ni la oposición ni las empresas monopólicas tienen las mismas responsabilidades, frente a una creciente demanda social de reforma del sistema de medios audiovisuales.

Porque más allá del contexto en que el debate se produce -originado en parte por los intereses que afecta el proyecto de ley- es inaceptable que la comunicación audiovisual siga regulada por una ley que, impuesta bajo la dictadura, cuenta hoy entre sus defensores a entidades como ARPA y ATA, que en ese momento eran parte de la autoridad de aplicación, y que hoy se envanecen en nombre de "la libertad". Porque es necesario incorporar la mayor cantidad de gente posible, a través de organizaciones intermedias, a la gestión de los medios y de sus contenidos, y que el Estado garantice una mayor pluralidad, a través de los canales institucionales amparados en la Constitución Nacional y no por intermedio de los intereses económicos de los particulares que, en nombre de la libertad de expresión, aprovechan su desregulada participación en el mercado para manipular la información a los fines de preservar su poder económico y político.

En ese sentido, entendemos al proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual como una oportunidad histórica de fortalecer la democracia, tanto en lo que respecta a sus instituciones como a las posibilidades de participación. Desmonopolizar mejora la calidad de vida democrática porque impide que un solo actor determine la agenda de la conversación pública liberando también a los trabajadores de esos medios monopólicos de las garras de un solo patrón. A su vez no hay democracia posible si los poderes que de ella surgen no garantizan una pluralidad de voces real, que dé cuenta de la polifonía de una sociedad que requiere de la participación de todos sus actores. Libertad de expresión entendida como participación pública de toda la sociedad, de un Estado que la garantiza, y no como construcción comunicacional de los negocios y acuerdos que se hacen puertas adentro. Una ley que garantiza mayor transparencia en la producción y circulación de contenidos, que la ley que nos legó la dictadura y aún hoy sufrimos.

Esta Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual será una Ley de la Democracia, fruto de dos décadas de debates, celebrados en foros, universidades nacionales y entidades de bien público que entienden al derecho a la información libre, plural e independiente como un paso más en la mejora de la calidad institucional y política de una sociedad. A 26 años del fin de la dictadura cívico-militar, se impone la necesidad de revalorizar la libertad de expresión en nombre de los intereses colectivos. Una ley que abra la posibilidad de convertir a la información en un bien público y no en un negocio que ha demostrado responder no sólo a la remanida libertad de empresa, sino a la imposición de políticas y agendas propias de un totalitarismo de mercado que se sustenta en la desinformación y la manipulación de un derecho adquirido por la sociedad en su conjunto.

Quienes suscriban pueden subirla a su blog o espacio en Facebook y agregar la firma al pie.

Santiago Álvarez – Karina Arellano – Martín Armada – Mario Arteca – Lucía Bianco – Eduardo Blaustein – Leopoldo Brizuela – Sonia Budassi – Romina Calderaro – Mariano Canal – Alejandro Caravario – Fabián Casas – Natalia Castex – Pablo Chacón – Enrique Colombano – María del Carmen Colombo – Paulina Cossi – Juan Desiderio – Lucía De Gennaro – Cecilia Di Genaro – Facundo Di Genova – Cecilia Di Gioia – Gabriel Di Meglio – Cecilia Díaz – Magdalena Diehl – Santiago Diehl – Mariano Dios – Ricardo Dios – Elsa Drucaroff – Patricio Erb – Mariana Enriquez – Wally Farías – Andrés Fidanza – Horacio Fiebelkorn – Daniel Freidemberg – Romina Freschi – Martín Gambarotta – Griselda García – Alicia Genovese – Hernán Gerschuny – Nancy Giampaolo – Ernesto Golomb – Eva Grinstein – Mercedes Halfon – Mariano Hamilton – Ezequiel Hara Duck – Sebastián Hernaiz – Alejandro Horowicz – Claudio Iglesias – Juan Diego Incardona – Alfredo Jaramillo – Jorge Jaskilioff – Gerardo Jorge – Pablo Katchadjian – Violeta Kesselman – Marina Kogan – Katza Kumik – Ángela Lerena – Alejandro Lingenti – Joaquín Linne – Pablo Llonto – Gustavo López – Marina Mariasch – Fabián Mauri – Mariano Melamed – Alejandro Méndez – Sebastián Mignogna – Ignacio Molina – Sebastián Morfes – Clara Muschietti – Carlos Musfeldt – Fernanda Nicolini – Martina Noailles – Adrián Paenza – Daniel Pasik – Luciana Peker – Fernanda Pérez Bodria – Javiera Pérez Salerno – Paula Peyseré – Federico Piedras – Adela Ponce de León – Sol Prieto – Sergio Raimondi – Damián Ríos – Ana Laura Rivara – Martín Rodríguez – María Laura Romano – Carlos Romero – Javier Romero – Alejandro Rubio – Diego Sánchez – Esteban Schmidt – Federico Scigliano – Sebastián Scigliano – Alejandro Sehtman – Damián Selci – Mónica Sifrim – Juan Terranova – Natalia Vaccarezza – Hernán Vanoli – Diego Vecino – Noelia Vera – Franco Vitali – Gabriela Vulcano – Alejandro Wall – Ana Wortman – Marina Yuszczuk – Pablo Zarfati – Claudio Zeiger – María Esperanza Casullo - Juan Pablo Mansilla - Juan Ignacio Zaccagnino - Fernando Casasco - Francisco Leal - Alejandra Casal

miércoles, junio 03, 2009

Siesta

jueves, mayo 28, 2009

Viejas lecturas, nuevos amores

Releyendo una vez más el ejemplar ajado que tengo de "Noches Blancas" de Fiedor M. Dostoyevski (el prologuista de esta edición lo escribe Dostoievski, Fiodor Mijailovich... ¿será esta la verdadera forma de escribirlo?) me extraña pensar que puedo volver a fascinarme tanto por una historia que visité en tantas ocasiones, en tan distintas estaciones de mi vida. Me resulta un enigma, pero la atracción sigue y la relectura funciona como anclaje; de mi parte, del contrato entre escritor y lector, de mi parte, como adoradora voyeurista de un amor que no fue, para resemantizar una y otra vez estas líneas.
Encuentro el lomo del libro con solo alzar la vista y ya me tranquilizo. Son noches blancas aquellas, las que imagino cómo hacerlas negras. Y tomo el librito y releo y releo. Y tan solo me basta correr una página, donde todo toma significado, uno y otro, pero significa. Y entonces:

"¿O fue creado para estar siquiera un momento en las cercanías de tu corazón?". I. Turgenev.

Y vuelvo a pensar que la elección es pertinente, concisa y bella. Una y otra vez, también yo la elijo.

jueves, mayo 14, 2009

jueves, mayo 07, 2009

Recomendación

Yo recomiendo ---
TITULO ORIGINAL: «Toto, l'héros». AÑO DE PRODUCCION: 1991. NACIONALIDAD: BEL. DIRECTOR: Jako Van Dormael. INTERPRETES: Michel Bouquet, Mireille Perrier, Jo De Backer. DURACION: 1 h. 32 m.
Aquí la conocimos como "La vida es una eterna ilusión". Vale la pena un vistazo!!!

Un sneak peak:

Henri Cartier Bresson




"It is putting one’s head, one’s eye, and one’s heart on the same axis".





sábado, mayo 02, 2009

domingo, abril 12, 2009

Castigo pascual

"¡MINGA DE ARRIBA!"

1. EXT. CIELO / CUARTO DE INFORMATICA CELESTIAL -- DIA

ABRIMOS CON PP DE DIOS. ESTA CHEQUEANDO UNA INFORMACION EN UNA COMPUTADORA. LA CAMARA ABRE Y VEMOS AL COORDINATEUR DE LOS ANGELES-CIA-ESPIAS QUE LE COMENTA COMO DETECTARON UNA FUTURA VIOLACION A LOS MANDATOS DIVINOS DE LAS PASCUAS. EN CONVERSACION INICIADA

DIOS

(AL COORDINATEUR)

...Ah, mirá cómo los pescaste!! así nomás, por este nick del Facebook...

¿así que estos guachines piensan ir a 'The Ranch' el Sábado Santo

(AKA Sábado de Gloria)????... ¡Ah, no! de arriba no se la van a llevar...

¡Minga! ¡Como que me llamo Dios y creé el mundo, a Adán, Eva,

Hebe de Bonafini, De Ángeli y Kung Fu Panda, que de arriba no se la llevan!!

(RESOPLA)

A ver, Coordineitor ¿qué CASTIGO nos queda por usar?? ¿Las siete plagas??



COORDINATEUR

(TEMEROSO)

Um... ejem... no, señor... el castigo de las siete plagas ya fue.

El del Diluvio también, por si se le ocurría ese. Están muy trillados y además

seguimos fomentando películas malas ... Yo creo que habría que ir con Artillería Pesada,

si entiende lo que digo...



DIOS

(EXCITADO)

¡Ah, ya sé a qué se refiere usté!! al castigo del ARMAGEDON, el del

exterminio total... ¡al fin tengo oportunidad de usarlo!! La verdad que tanta peste, tanto

dinosaurio extinto, pobrecitos, tanto tsunami y dengue, ya me estaba agotando mi santa

paciencia. ¡Eso me gusta: borrón y cuenta nueva para todo el mundo!... ¡esta vez sí que la voy a hacer bien!



COORDINATEUR

(DESCONCERTADO)

Ejem... usted disculpe, Su Excelentísima Santidad, pero creo que no está entendiendo

cabalmente de qué le hablo... le repito: aquí debemos adoptar una medida extremísima...

de las de verdad. Ya probamos con mandar el Papa Nazi y al Presidente Negro y mire ¡hasta

lo apoyan!! ¡Ya nadie se cree nuestra mentira del Anti Cristo o las profecías de Nostradamus!!

DIOS

Pero... ¿De qué me está hablando? ¿De la medida L.F.T?

¿No cree que será poca cosa? Yo voy por el exterminio total... eh... no quiero que

después me vengan ustedes con cuentos chinos del tipo: "My Captain,

tenemos que enviar a un nuevo Jesus Christ Superstar"...



LE COORDINATEUR LE PONE UNA MANO AL HOMBRO A DIOS, CONTENEDOR



COORDINATEUR

(CARIÑOSO)

No se preocupe Don, hágame caso... que con el operativo "LOST Final Total"

¡ninguno más de estos 'vivitos' va a tener ganas de volver a infringir las reglas santas!!!



DIOS

(CAUSI CONVENCIDO)

Bue... si usté lo dice... mire que después no quiero una campaña de la Oposición

diciendo que estoy "blandito", ¡¿ehhh??!



Y ELEVA UN DEDITO ACUSADOR. CARITA DE LE COORDINATEUR SONRIENTE.



FIN

domingo, marzo 29, 2009

› RADIOHEAD, UNA NOCHE EXCEPCIONAL FRENTE A 40 MIL PERSONAS

Publicado en PAGINA/12
Jueves, 26 de Marzo de 2009


Demasiados grandes momentos

Por Roque Casciero

¿Será posible? ¿Habrá forma de traducir a algún lenguaje humano las sensaciones que el debut de Radiohead en Buenos Aires produjo en los oídos, los estómagos, la piel, los ojos de más de 40 mil personas? Las líneas que siguen serán, seguramente, un vano intento, una aproximación desesperada ante tanto qué contar, en una tarea que le sentaría mejor a un William Burroughs o a un Philip K. Dick que a un vulgar cronista. Sucede que cada instante de las dos horas del concierto que abrió el Quilmes Rock ’09 fue digno de ser atesorado en la memoria y en el corazón, ambos desbordados por una performance sencillamente espectacular, de esas que sólo puede ofrecer una banda como Radiohead en una buena noche. Y vaya si lo fue la del martes pasado. Ver y escuchar en vivo a Thom Yorke y sus compañeros fue volver a descubrir que se puede disfrutar al mismo tiempo de precisión en la interpretación, inventiva que no sabe de ataduras, intensidad difícil de igualar (salvo que obtusamente sólo se entienda al pogo como intenso), melodías increíbles, cohesión notable para una banda adicta al riesgo y canciones que en vivo multiplican el foco de su impacto. Por todo eso, la demoradísima primera visita de Radiohead será material de charlas para mucho tiempo, especialmente para los fans que reconocían cada tema antes de que el primer acorde terminara de encontrar su forma prístina. Ellos tienen la certeza de que vivieron una de las experiencias más cercanas a lo sobrenatural que el rock pueda ofrecer en estos tiempos.

Salvo “Faust arp”, los músicos de Oxford trasladaron al escenario todo el maravilloso In rainbows, un disco del que se habló más por su impacto “político” (la decisión de la banda de permitir que cualquiera lo descargara eligiendo qué precio quería pagar) que por sus altísimos logros artísticos. In rainbows fue el álbum en el que el quinteto se redescubrió a sí mismo como banda de rock, después de transitar los caminos de dudas existenciales y experimentación electrónica (también con grandes resultados) que le siguieron al éxito de Ok computer. Radiohead es una banda de rock, sí, que puede desempolvar, inesperadamente y a puro guitarrazo, su primer hit, “Creep”. O escribir las más tristes de las canciones tristes, como “Nude” y “Videotape”. O cortar con riffs electrizantes y enojados la caminata espacial de un Major Thom desencantado en “Paranoid android”, de Ok computer. O de darse el gusto de tocar un lado B como “Go slowly” (está en la edición limitada doble de In rainbows) y que no empalidezca al lado de hitos de la banda como “Airbag” (primer delirio de los fans, justo después del comienzo con “15 step”), “Karma police” o “Street spirit”.



Radiohead, además, se entrega entera al espectáculo sin necesidad de tambalear sobre la demagogia ni de hacer gestos demasiado ampulosos. Muy pocas palabras hacia el público, más allá de los agradecimientos. Y antes de la primera “despedida” (hubo tres entradas para bises), el guitarrista Ed O’Brien dijo que era “un sueño hecho realidad” haber llegado finalmente a Buenos Aires y le dedicó “How to dissapear completely” a los desa-parecidos por la última dictadura militar, justo en el aniversario del golpe. La comunicación con el público fue más visceral que oral, aunque sí se repitieron los aplausos a la gente de parte de los cinco y la extraña sonrisa de Yorke brilló por su presencia. Por momentos el cantante parecía perderse en la música, con sus movimientos como de marioneta en manos de un titiritero espástico, y hasta siguió como si nada –o acaso con un poco más de furia, pero encauzada en términos artísticos– después de que un zapato arrojado desde el público fuera a parar justo a su cara. Por otra parte, la puesta de esta gira es notable: tubos de luces caen como estalactitas desde el cielo del escenario hasta formar una especie de cubo troquelado en su parte inferior, donde se mueven los músicos, y detrás una pantalla vertical reproduce las imágenes de cámaras fijas que siguen los movimientos de cada uno. Y Radiohead utiliza esos elementos para puntualizar también en lo visual el impacto directo, el vuelo psicodélico o la melancolía de sus canciones.

Yorke, se sabe, es una de las más extrañas estrellas de rock de la historia, reticente a todo lo que rodea al género pero que no tiene que ver con lo artístico. Pero además es un cantante impresionante, que usa el falsetto a la Jeff Buckley con efectos devastadores. El es el centro de la escena, la voz cantante, pero sus compañeros son piezas irremplazables del rompecabezas Radiohead. Jonny Greenwood es una multiprocesadora dispuesta a cualquier empresa con tal de dar con el sonido que necesita la canción: no sólo es un guitarrista de enorme creatividad, también se mete con los aparatitos electrónicos, los teclados, la percusión, el xilofón... O’Brien no le saca el cuerpo a la experimentación, aunque parece más cómodo cuando tiene la guitarra colgada, y es quien hace las segundas voces cuando Yorke cuelga esos agudos imposibles. El baterista Phil Selway parece el más “terrenal” de todos, con su calva lustrosa y sus movimientos elegantes, pero, por ejemplo, se banca tocar “cruzado” con los ritmos propuestos por la electrónica sin siquiera pestañear. Y el bajista Colin Greenwood, que se pasa casi todo el show en el fondo, al lado de la batería, funciona como el pegamento para la banda: gracias a sus notas graves (¡qué bien sonaban y cómo pegaban en el vientre!) todos los demás pueden volver a la Tierra.

Aunque cada instante del concierto haya contado, hubo momentos que la memoria privilegiará. Por ejemplo, el de “Paranoid android” con el cubo de estalactitas estallando en rojo mientras los riffs cortaban el aire. O ver a los dos violeros despojarse de sus instrumentos para aporrear tambores en “There there”, o emocionarse hasta las lágrimas con “Karma police” y “No surprises”. Demasiados grandes momentos. La cara de Yorke mientras la multitud coreaba el viejo canto de Woodstock (hasta lo entonó un poco él, vaya uno a saber si como agradecimiento o como ironía). La radio de Jonny sintonizada en una emisora local (¡no era una grabación!) en el comienzo de “The National Anthem”. “Idioteque”, o la certeza de que una banda de rock puede tocar música electrónica sobre un escenario. El pospunk a la Joy Division de “Bodysnatchers”. El seudofinal con “2+2=5” (de Hail to the thief) y “Everything in its right place” (de Kid A), con O’Brien sentado en el piso, manipulando sus pedales, y Jonny Greenwood moviendo potenciómetros a un costado. Pero no, no era el final: todavía quedaba la piel de gallina en “Creep”, inesperado para aquellos que no sabían que habían vuelto a tocarla en la gira latinoamericana. Como para que quedaran en el olvido los precios excesivos de las entradas, la incomodidad de un Ciudad repleto y hasta los quince años de espera de los fans de la primera hora. Ojalá no les tome tanto tiempo regresar.

10-RADIOHEAD

Músicos: Thom Yorke (voz, guitarra y piano), Jonny Greenwood (guitarra, teclados, electrónica y percusión), Ed O’Brien (guitarra, electrónica, percusión y coros), Colin Greenwood (bajo y teclados), Phil Selway (batería).

Duración: 120 minutos.

Público: 40 mil personas.

Club Ciudad de Buenos Aires, martes 24 de marzo. Primera fecha del festival Quilmes Rock, junto a Kraftwerk y los argentinos La Portuaria. El ciclo sigue este sábado en Vélez con Iron Maiden y Sepultura, el 4 con Los Piojos y el 5 con Kiss, ambos en River.

sábado, marzo 07, 2009

In all the old familiar places

Desconozco si aquel 20 de octubre de 1982 hizo frío o calor. O si llovió. Tampoco tengo recuerdos claros porque recién había cumplido mis 2 años de vida. Los datos de la realidad indican que mi viejo, mi vieja y yo estábamos viviendo en Capital Federal, uno de los tantos destinos que le habían tocado en gracia al joven R. C., Oficial de la Prefectura Naval Argentina. Con 23 pirulos, una esposa de la misma edad y una hija en su haber, la guita era un idioma bastante desconocido para él. Magros eran los sueldos que pagaba el Estado represor a sus valientes. Los pocos billetes que ingresaban en las arcas familiares se repartían acorde al presupuesto establecido por la embarazada señora de la casa, mi mamá. Las voces del pasado cuentan por ahí que C. se levantaba muy temprano, muy, para recorrer las más de 15 cuadras que había hasta un COTO donde, en un día estipulado, y antes de abrir las puertas del local al público, la carnicería ofrecía cortes de carne y presas de pollo sobrantes a precios sumamente accesibles. Son estas mismas voces las que, recordando, no sin pesar, nos relatan las desventuras de dos jóvenes oficiales de la PNA, entrerrianos y amigos de la infancia, que durante su tiempo libre tenían que salir a vender baldes y las rifas de BOCA Y RIVER (cuando tal entretenimiento existía) por barrios desconocidos, camuflados para que nadie los reconociera. El sistema cuasi castrense prohibía rotundamente tener otra ocupación que no fuera la de servir a la patria; para eso les pagaban “buenos” sueldos. Eran tiempos difíciles para todos y esta pequeña familia, próxima a agrandarse, no era la excepción.

Dos días antes a la fecha en cuestión, como les decía, había sido mi cumpleaños. Así como la mayor partida de dinero era invertida prioritariamente en mi alimentación y manutención, mis veinteañeros padres querían destinar unas monedas a la celebración de mis 2 añitos. La planificación de mi fiestita venía a pleno, a pleno amor sobretodo. Por algún desconocido y curioso motivo, la cita fue para el día 19, o sea, un día después de mi cumple.

Ese día, supongo, los invitados habrán llegado a horario con sus papis, como era de esperar; habrán llegado también los regalitos, la música de entonces, los globos, los sanguchitos de miga, los canapés, las sorpresitas. Siguiendo con las presunciones, imagino que mi mamá se las ingeniaba para atender a los comensales, sonreír a cada instante, prestar atención a los detalles y, principalmente, encargarse de que su hijita estuviera feliz. Todo eso, como sólo una madre sabe -y puede – hacerlo, sumado a una gran panza de 9 meses. Y ahora llega el punto de inflexión de mi relato… no hay fotos de la pequeña A., con su lindo bonete y sus rulitos, soplando las velitas. No de ese cumpleaños, al menos. Mi fiesta se vio interrumpida por el inminente, al menos eso parecía, nacimiento de mi hermanito/a. Avancemos un poco hasta llegar al hospital naval, donde tuvo lugar el nacimiento de mi hermana M., al mismísimo día siguiente.

Seguramente yo no entendía nada. Al parecer, cuando mi papá me llevó a la habitación xxx a conocer a mi hermanita, ya en los cálidos brazos maternos, estallé en llanto al grito de: “es mí mamita, es mía, mía, mía”. No me podían controlar; los celos calaban en lo profundo de mi ser y no había quién pudiera consolarme. Mi mamá también lloraba, según recuerda, inmersa en una gran mezcla de emociones: feliz por su nueva hija y, por otro lado, desconsolada al no saber qué hacer conmigo. A pedido suyo, mi viejo me sacó de ahí en lo que él recuerda como “la caminata más larga de su vida por el pasillo de un hospital”. Salimos y fuimos a una confitería. Y acá es donde yo digo que recuerdo este episodio y donde me dicen que yo creo que lo recuerdo porque me lo contaron muchas veces: mi papá intentaba consolarme, me decía que me iban a seguir queriendo lo mismo, que ahora tenía una hermanita para jugar y demás; yo, terca como una mula, en una postura comprensiblemente irreductible. Y entonces sucedió el milagro: me pidió una botellita de Coca Cola.

Ni todos los alquimistas del mundo unidos hubieran podido lograr una receta tan perfecta para mí, en ese momento. Dejé de llorar y, muy consecuente con mi actual carácter, cambié las lágrimas por una sonrisa. Y es así como, desde entonces, en mis horas más oscuras, me tomo una coca y ya me siento mejor.